Mucha gente piensa que las anguilas eléctricas pertenecen todas a la misma especie y que son los únicos animales capaces de usar electricidad de alguna forma.
En realidad existen unas 250 especies de peces capaces de usar electricidad, aunque en muchos casos no pueden producir una descarga importante; la electricidad les sirve para detectar a una presa en aguas lodosas o muy obscuras. Por otra parte, los peces torpedo (que son marinos, a diferencia de las anguilas eléctricas… que por cierto son peces con un cuerpo alargado) también pueden producir una descarga lo suficientemente poderosa como para sacudir e incluso dejar fuera de combate a un ser humano.
Un investigador revisó con detalle los especímenes guardados en el Museo de Historia Natural del Instituto Smithsoniano y encontró que pertenecen a cuando menos tres especies diferentes que evolucionaron de un ancestro común hace varios millones de años.
Estos animales, que pueden superar los dos metros de longitud, se encuentran en una buena parte de América del Sur. El nuevo descubrimiento, que involucró el análisis de 107 especímenes capturados a lo largo de varias décadas, sugiere que la especie hasta ahora conocida, Electrophorus electricus, vive en realidad en una zona relativamente reducida.
Este trabajo ha permitido reconstruir la historia evolutiva de estos animales, cuando menos en grandes términos. El ancestro común de dos de estas especies (incluyendo a la conocida previamente por los biólogos) vivió en aguas claras (sin lodo) hace unos 7.1 millones de años; el ancestro de la tercera especie vivió en una región diferente en donde el agua siempre era lodosa.
Hace 3.1 millones de años, los ancestros de aguas claras comenzaron a producir dos nuevas especies (una de ellas es electricus). La otra especie, ahora conocida como Electrophorus voltai, se mantuvo en aguas claras por un tiempo relativamente largo y desarrolló la capacidad de producir descargas de 850 vols (a diferencia de la electricus, que genera 650 volts; aparentemente, la especie voltai necesitaba de un voltaje mayor para vencer la resistencia del agua clara, que conduce la electricidad con menos efectividad que el agua lodosa).
Este cambio ocurrió justo cuando el amazonas cambió de curso y comenzó a correr hacia el Atlántico.
Este descubrimiento ayuda a entender mejor la evolución no solo de las anguilas eléctricas sino también de los demás peces del rio amazonas. Este decubrimiento podría ayudar a detectar nuevas especies y a desarrollar proyectos de conservación más efectivos.
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