Uno de los primeros síntomas de la picadura de un escorpión es un dolor particularmente intenso y una inflamación muy acentuada.
Es por esto que el veneno de los escorpiones ha sido estudiado por la industria farmacéutica; cualquier sustancia que pueda producir dolor e inflamación puede también servir para controlarlos.
Un grupo de investigación de la Universidad de California en San Francisco acaba de publicar un trabajo en la famosa revista CELL (“Célula”) en el que revelan la identidad de la molécula responsable.
En los sensores de dolor que tenemos en casi todo el cuerpo, existe una proteína llamada “receptor de wasabi” (llamada así porque se activa con el condimento japonés, que produce una sensación dolorosa intensa cuando se consume sin acompañamiento).
El “receptor de Wasabi” (conocida formalmente como TRPA-1), cuando se activa, produce una señal de dolor que además dispara otros procesos bioquímicos que producen una inflamación intensa y localizada. Cuando cualquier sustancia que acepta electrones (conocida como “electrófilo reactivo”) puede activar al TRPA-1 y disparar el dolor y la inflamación).
El principio activo del veneno de los escorpiones se llama “toxina receptora de wasabi”, o WaTx. Esta sustancia parece ser particularmente efectiva para producir dolor en los vertebrados (espcialmente mamíferos) y probablemente evolucionó para proteger a estos vulnerables animalitos del ataque de predadores vertebrados.
Es claro que el WaTx activa en forma especialmente efectiva a los procesos moleculares asociados con el dolor y la inflamación. Los estudios que se hagan para revelar sus mecanismos de acción a nivel molecular podrían permitir el desarrollo de antiinflamatorios y analgésicos más sguros y que además podrían permitir el tratamiento de casos que actualmente se resisten a los mejores medicamentos.
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