El descubrimiento del papel del ADN en la maquinaria molecular de la vida generó una revolución en nuestro entendimiento del fenómeno vital que aún continúa generando enormes sorpresas.
El parasitismo es un fenómeno universal en el mundo de la biología. Existen casos de organismos que viven a costa de otros en bacterias y también entre mamíferos (pasando por todos los niveles de la clasificación de los seres vivos).
El término “cúscuta” se usa para designar a un cierto tipo de plantas parásitas que tienen el aspecto de una planta trepadora. En algunos casos, estos vegetales agresivos pueden acabar con plantíos enteros de alfalfa, por ejemplo.
De alguna manera, cualquiera de las más de 170 especies de este grupo parecen aprovechar con especialidad facilidad el alimento que producen sus hospederos, y hasta ahora no se entendía el porqué.
Un trabajo reciente publicado en la revista NATURE PLANTS revela que la cúscuta puede “robar” genes de sus víctimas y eso les permite acceder a los procesos moleculares que le permiten aprovechar mejor el alimento generado por ellas.
Este proceso puede tener consecuencias inesperadas en el caso de plantas que han recibido genes sintéticos. Estos genes probablemente podrían pasar a la cúscuta, con consecuencias incalculables.
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