Los virus son estructuras microscópicas que pueden afectar el comportamiento de un ser vivo.
Normalmente, los virus actúan como pequeñas jeringas naturales hechas de proteínas (y a veces también con algunas grasas) que inyectan un ácido nucléico (ADN o ARN). Estas sustancias pueden dar “órdenes” moleculares a las células infectadas.
En casi todos los casos, estas órdenes hacen que la célula atacada produzca copias del virus, hasta que la célula muere. Los virus quedan entonces libres.
En el mar existen muchos tipos de virus diferentes y solo ha sido posible estudiar el funcionamiento y el papel ecológico de unos cuantos, pero los resultados son ya muy valiosos.
Un trabajo publicado en la revista NATURE MICROBIOLOGY acaba de revelar que un cierto tipo de virus puede matar a la diatomeas con facilidad; las diatomeas son algas microscópicas. La actividad fotosintética de las diatomeas marinas son responsables por la producción del 20% del oxígeno generado por los seres fotosintéticos de todo el planeta.
Esto, en principio, parece una mala noticia, pero falta un detalle…
Las diatomeas se rodean de una cubierta de vidrio natural. Esta cubierta del óxido de silicio (es decir, de “silicato”) es muy resistente. Cuando el nivel de silicio disuelto en el agua de mar disminuye, los virus pueden atacar a las diatomeas con más facilidad. Las diatomeas muertas se hunden hasta el fondo y el silicio de sus cubiertas se disuelve. Esto aumenta la cantidad de moléculas de silicato disueltas en el mar y esto restaura la resistencia de la diatomeas restantes.
De no existir este mecanismo, la producción de diatomeas podría rápidamente saturar a los océanos del mundo, con consecuencias terribles para el ecosistema marino y para la vida del planeta.
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