La tecnología transgénica básica es, como todas las técnicas hechas por el ser humano, una copia modificada de un fenómeno natural.
Sabemos que una fracción muy elevada de nuestro genoma proviene de otras especies (y no solo de mamíferos… tenemos genes que provienen incluso de algas y bacterias).
Uno de los muchos ejemplos de transgenicidad natural acaba de ser descrito por investigadores de la Universidad Rutgers en la revista electrónica de acceso gratuito llamada “eLife”.
El mundo de las algas se clasifica, entre otros factores, con el color del organismo. Las “algas rojas” unicelulares en algunos casos pueden vivir en ambientes extremos (como fuentes naturales de agua hirviendo; el agua está cargada con minerales nocivos y con gases venenosos).
Estas algas logran sobrevivir en este ambiente extremo porque hasta el 1% de sus genes en realidad fueron “robados” de las bacterias que viven en ellos.
Este proceso seguramente se ha repetido en innumerables ocasiones a lo largo de la historia de la vida.
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