El bienestar de nuestro sistema digestivo es uno de los factores más importantes de nuestra salud: el comer lo correcto, el contar con la flora intestinal correcta y el tener una boca en buen estado son elementos que podemos controlar con relativa facilidad y que tienen grandes consecuencias para la salud en general, sobre todo a largo plazo.
La eliminación del sarro generado por la descomposición de resíduos de alimentos en nuestra boca no solo evita caries e infecciones de las encías: algunos estudios recientes sugieren que algunas de las bacterias que realizan este proceso de descomposición pueden viajar libremente por la sangre y llegar al cerebro (existen trabajos que sugieren una relación causal importante entre el arrivo de estas bacterias al cerebro y el desarrollo del mal de Alzheimer).
El mantener una limpieza oral completa suele ser complicado. El tipo de alimentación y el tipo de bacterias pueden favorecer la formación de placas de sarro (incluso cuando uno se lava los dientes casi inmediatamente después de cada alimento, algo que rara vez sucede). Por otra parte, el lavarse los dientes y el usar enjuages y el uso de hilo dental no pueden evitar la producción de placas de sarro en algunas zonas.
Finalmente, las bacterias generan una mezcla pegajosa de azúcares, proteínas y otros compuestos que las proteje de la acción mecánica de los cepillos e hilos dentales y también de la acción química de los bactericidas de las pastas dentales y enguajes. Estas “biopelículas” son notablemente difíciles de remover y son responsables por muchos fenómenos indeseables, como la acumulación de materia orgánica en toda clase de tuberías (tanto de drenaje como de agua potable). Como las técnicas tradicionales no pueden remover todas las biopelículas del diente y la encía, las placas de sarro vuelven a crecer con rapidez pocos días después de la visita al odontólogo.
Es por esto que conviene complementar la limpieza diaria con la realizada por los odontólogos, pero este proceso es molesto y a veces llega a ser algo doloroso (sobre todo para las personas con encías sensibles).
Un grupo de expertos en odontología y robótica de la Universidad de Pennsylvania acaba de publicar un artículo en la revista “Science Robotics” (de la famosa editorial “Science”) en el que describe un sistema que emplea sustancias capaces de disolver las biopelículas y matar a las bacterias en su interior (con la ayuda de “peróxidos”… sustancias ricas en oxígeno que liberan este gas a la menor provocación. El oxígeno destruye rápidamente a las biopelículas y resulta inmediatamente mortal para las bacterias que toca).
Este grupo desarrolló dos prototipos diferentes de “CARS” (el acrónimo en inglés de “robots catalíticos antimicrobianos”. Estos robots diminutos fueron capaces de remover las biopelículas y matar bacterias en un modelo tridimensional de la dentadura de un adulto normal. Al eliminar las biopelículas, la placa tarda mucho mas tiempo en formarse.
Dentro de poco las visitas al odontólogo serán mucho más agradables y efectivas gracias a estos robots diminutos.
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