La aparición de la teoría de la evolución en el siglo XIX inspiró el trabajo de muchos naturalistas.
Uno de ellos fue Henry Walter Bates, que acompaño a la Amazonia a Alfred Russel Wallace (que tuvo un papel muy importante para convencer a Darwin de publicar su teoría, que tenía ya un par de décadas de existir en sus manuscritos).
Bates que quedó en la zona por más de una década y clasificó muchas especies de mariposas (entre otros organismos) y fue Bates el que presentó la primera explicación para un fenómeno que hasta el momento era misterioso: algunas mariposas son claramente venenosas (o cuando menos tienen un mal sabor para los predadores) y con alguna frecuencia Betes identificó especies muy parecidas, pero de buen sabor. Según Bates, las mariposas sabrosas se protegían por su parecido a las mariposas de mal sabor. Esta idea ahora es conocida como “mimetismo batesiano” y en su momento fue una de las primeras pruebas en favor de la entonces nueva teoría de la evolución.
Un trabajo reciente realizado por investigadores de la Universidad de Arizona acaba de agregar nuevos detalles al funcionamiento de este proceso.
Las mariposas virrey son muy abundantes en Florida y normalmente tienen buen sabor para los predadores, pero se parecen mucho a las mariposas reina, que son desagradables para ellos. Se trata, a primera vista, de un caso clásico de mimetismo Batesiano.
De acuerdo con esta idea, las mariposas sabrosas nunca experimentan una presión selectiva que les permita desarrollar un mal sabor con el paso del tiempo.
Sin embargo, los autores de este estudio (que duró 15 años) revelaron que las mariposas virrey comenzaron a desarrollar un mal sabor cuando migraron hacia la parte norte de ese estado (en donde no existe la mariposa reina).
Aparentemente las mariposas virrey comenzaron a alimentarse de plantas ricas en glicósidos fenólicos (una familia de moléculas orgánicas relacionadas con el ácido acetilsalicílico, el componente principal de la aspirina). Estas sustancias son muy ácidas y desagradables.
Al parecer, las mariposas virrey – por accidente – encontraron en estas plantas una forma de protegerse de los depredadores del norte de Florida, que no conocen a las mariposas de mal sabor.
Este caso, que parece contradecir la idea original de Bates, permite entender mejor la forma en la que la evolución impulsa la aparición de nuevas especies.
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