Uno de los aspectos más vulnerables de los sistemas democráticos modernos es el proceso de votación; incluso en muchos países avanzados existen dudas sobre la posibilidad de garantizar que cada voto cuenta, que no será alterado y que el voto quedará siempre secreto.
Desde hace algunos años, la física cuántica ayuda a los suizos a desarrollar un sistema que resultará fundamentalmente inviolable, cuando menos en lo que al secreto del voto se refiere. Ahora, las matemáticas y algunas ciencias sociales ayudan al público a decidir si el proceso de votación de un país cualquiera es suceptible a fraudes importantes.
Este trabajo llega apenas a tiempo para apoyar a algunos de los procesos electorales moas relevantes del mundo occidental.