Desde hace más de un siglo, los marinos han reportado la aparición repentida de olas gigantes, a veces de más de 30 metros de altura, que pueden aplastar a un barco.
El desarrollo de la fotografía, la comparación de las bitácoras de muchos barcos y los estudios realizados en laboratorios marinos han revelado la existencia de estas olas sin lugar a dudas.
El estudio de los proceso que permiten la aparición de estas olas ha servido para entender mejor los fenómenos físicos que acompañan a cualquier movimiento vibratorio u ondulatorio. Entre otros resultados, estos estudios han revelado la existencia de “solitores”; olas que se comportan como si fueran objetos físicos.
Desde hace algunos años, estos estudios han rebazado los límites de la oceanografía física y han invadido a otras disciplinas, como la sismología y la ciencia de materiales.
Recientemente, unos investigadores dedicados a la nanotecnología revelaron un proceso que permite emplear solitones de electricidad para la creación de nuevos microtransistores, mucho más veloces y eficientes que los actuales.
Este trabajo puede tener una enorme relevancia para estrabar la evolución de la industria microelectrónica.