Desde los primeros años del siglo XX, los sismógrafos han ayudado a los geólogos a usar las sacudidas producidas por los grandes terremotos para generar mapas del interior de la tierra con una técnica similar a la empleada por los equipos médicos de ultrasonido.
Recientemente, unos investigadores publicaron un trabajo en SCIENCE que describe el uso de las ligerísimas vibraciones producidas por las olas de tormenta para poder “ver” en el interior de la tierra.
En el futuro esta tecnología no solo podría permitir la generación de imágenes más claras y detalladas del interior de nuestro planeta (lo que permitiría entender mejor, y anticipar, los grandes terremotos y erupciones volcánicas)… esta misma tecnología podría, en principio, ayudar a detectar con exactitud a cualquier objeto sumergido de tamaño mediano.
Con esta tecnología se podría entonces llevar un mejor registro de la migración de las grandes poblaciones de peces (lo que permitiría mejorar la protección contra la pesca excesiva) sino que incluso podría quitarle a los submarinos nucleares su mejor defensa.