Durante siglos, los observadores más cuidadosos del cielo nocturno han visto pequeñas manchas luminosas, muy tenues, en distintas regiones del cielo.
El desarrollo del telescopio permitió encontrar miles de estas pequeñas manchas en todas partes del cielo nocturno.
En el siglo XIX, fue posible comenzar a clasificar esas manchas, y así nacieron términos que ahora son muy famosos, cuando menos entre las personas que le prestan atención a la ciencia de Urania; los términos “nebulosa” y “galaxia” son dos de los ejemplos más conocidos.
Uno de esos términos involucra a objetos muy extraños, y muy antiguos. Los “cúmulos globulares” probablemente se formaron antes que las galaxias quedaran completamente estructuradas. Desde el inicio del siglo XX, el estudio de estos objetos ha servido para establecer la forma y tamaño de las galaxias y para entender muchos aspectos de la evolución de las estrellas.
Un trabajo publicado recientemente en NATURE revela algo que cambiará pronto nuestro entendimiento sobre la historia de estos objetos, y en ese cambio podríamos encontrar en el futuro un nuevo entendimiento de la evolución entera del cosmos.